Esta historia comienza cuando yo tenía 14 años, mis padres
me dejaban pasar las en la capital en casa de mi tía. Yo estaba en plena
adolescencia hecho un manojo de hormonas y aunque la idea de pasar mi verano
con una solterona no era precisamente algo por lo que cualquier chavo diera la
vida, había algo que me inquietaba de ello.
Ese algo era mi tía Gabriela, en ese entonces habría tenido
unos 40 años, y aunque no era un cuerazo de mujer la verdad es que para un
escuincle calenturiento, era toda una fantasía. Era chaparrita de tez blanca,
medio gordita, de cara muy bonita y con un par de tetas impresionantes, además
de un generoso trasero que me volvía loco.
Por lo que estaba dispuesto a sacrificar mi tiempo libre por
la oportunidad de poder espiarla rezando a Dios que tuviese la fortuna de verla
desnuda. Y es que en visitas anteriores había encontrado que la puerta del
baño, como era casa antigua tenía una cerradura con un ojal muy grande que me
permitía ver hacia el interior del baño.
Así llegue muy motivado esperando con ansia la mañana
siguiente donde tendría la oportunidad de verla como Dios la trajo al
mundo. Por lo que al día siguiente me
desperté muy temprano, poniendo atención a cada ruido para encontrar el momento
ideal de espiarla. En cuanto escuche sus pasos hacia el baño y el cierre de la
puerta corrí lleno de ansia y nervio para asumir mi posición.
Temblando pude ver como se quitaba el camisón mostrando unas
pantaletas blancas y su espalda desnuda, abrió la llave de la regadera y a
continuación se quito los calzones mostrándome un increíble culo blanquito y
carnoso. Yo estaba reventando de gozo y nervios y así me mantuve el resto de su
baño donde pude apreciarla completamente desnuda. Sus enormes tetas mojadas y
su vagina con escasos bellos castaños.
Mañana tras mañana las espiaba en su baño matutino,
disfrutando cada centímetro de su cuerpo y a continuación me hacia unas
tremendas chaquetas en su nombre fantaseando con poseerla de mil maneras.
Hasta ahí había sido el verano tal y como yo ansiaba, hasta
aquella mañana de martes donde todo cambio de una forma inesperada.
Esa mañana como todas estaba en mi posición viéndola como se secaba las piernas inclinada
balanceando sus enormes tetas exactamente frente a mi. De pronto por la
emoción, perdí el equilibrio y me estrelle contra la puerta haciendo tremendo
ruido, ella al escucharlo alzo la vista y se encontró con mi mirada al otro
lado de la cerradura.
-
Raymundo.- grito.- que estas haciendo.
-
Naaada.- dije muerto de miedo..- me estaba abrochando los zapatos
Salí corriendo de ahí nervioso y asustado temiendo lo peor.
Todo ese día yo estaba con el alma en un hilo sin poder
siquiera mirarla a la cara. Mas no hizo ningún comentario al respecto, comimos
con silencio sepulcral y trate toda la tarde de evitarla.
En la noche, ya en mi cuarto viendo la tele, pensé que la
había librado y que si bien no había creído mi estúpida excusa, no iba ya a
hacer nada al respecto. Estaba ya
entrando en calma cuando entro a mi cuarto.
Estaba vestida con su bata de siempre y el pelo recogido, se
rostro estaba serio y me miraba enojada.
-
Raymundo, es momento de hablar de lo que paso en
la mañana.
-
Pero ya te dije que paso
-
No te hagas el tonto, bien sabes lo que paso, me
estabas espiando, y no es la primera vez ¿verdad?, llevas todo el mes viéndome
encuerada.
Me quede mudo de la impresión, no sabía que hacer o decir.
-
.. asi que le voy a tener que decir a tus
papás..
-
No, por favor no les digas, me van a matar.
-
Mmm ok no les diré, pero esto no se puede quedar
así, voy a tener que castigarte para que aprendas a no espiar a las mujeres. Y
para que veas lo que se siente que te vean sin ropa vamos ir igualando las
cosas, así que levántate ahora mismo, voltéate y quítate toda la ropa.
Me quede petrificado, ¿en verdad me estaba pidiendo que me desnudara
frente a ella?.
-
¿Qué esperas?.- grito.- párate ponte de espaldas
a mí y desnúdate.
Lleno de miedo y pena me levanté de la cama, me puse de espaldas a ella,
me quite la camisa, la camiseta, los tenis, calcetines y pantalones. Quedándome
únicamente en bóxers
-
¿Qué parte de quítate todo no entendiste?, bájate los calzones.
Rojo como tomate, me baje los bóxers quedando completamente desnudo
frente a ella. Como estaba de espaldas no podía ver su reacción, solo sentí su
mirada en mi espalda y trasero durante minutos que me parecieron una eternidad.
La extraña situación, a demás de resultarme humillante, me pareció
sumamente exitante, por lo que tuve una erección descomunal.
-
Que bueno que estoy de espaldas y no puede
verla.- pensé para mis adentros, cuando de pronto escuche.- Ahora gírate hacia
a mi.
Gire y e intenté taparme con las manos mi
miembro para tratar de disimular mi
erección.
-
No te tapes, pon las manos sobre tu nuca.
Lo hice inmediatamente, con la vista en el suelo muerto de pena.
-
Vaya que has crecido Rafaelito, y parece que te
gusta mucho estar encuerado frente a tu tía. Ahora ya sabes lo que se siente
que te vean sin ropa, pero esto aun no ha terminado. Vamos a darte un par de
nalgadas para que aprendas, así que voltéate, inclínate y pon las manos sobre
la cama.
Con la mirada perdida, lleno de pena pero increíblemente
excitado obedecí sus palabras y asumí la posición que me indico. Quede a su
merced completamente desnudo y con la cola al aire esperando unos minutos que
me parecieron una eternidad.
De pronto ¡plash! Su mano se impactó en mi nalga derecha.
-
Cuéntalas.-
grito.
-
Una.- murmuré.
-
Y dime gracias Tía bonita.
-
Dos, tía bonita
-
Tres tía bonita
Y así soporte 20 fuertes nalgadas y al terminar me dijo que
no me moviera, a continuación separó con una mano mis nalgas y sin previo avisó
me introdujo un dedo en mi ano. Yo grite de la impresión.
-
Calla perrita.- me dijo mientras continuaba
penetrando mi cola.- aguanta 2 minutos y además de perdonar tu ofensa te daré
un premio.
Así que mordiendo la almohada
deje que mi tía me cogiera; al finalizar con los ojos llorosos me di vuelta y
la contemple con una sonrisa en los labios.
-
Muy bien niño, ahora te toca tu premio.- dijo
abriéndose la bata para mostrar su cuerpo desnudo apenas oculto por una diminuta
tanga negra.- recuéstate y cierra los ojos.
Me acosté y sentí como tomaba mi
verga y comenzaba a jugar con ella hasta darme una erección completa, después
la colocó en su boca y me dio una mamada fenomenal que me hiso correrme en su
boca.
Al finalizar se levantó me dio un
beso en los labios y me dijo
-
Si no dices nada Ray, todas tus vacaciones
prometo que te la pasaras en la gloria.
FIN